«El cliente siempre tiene la razón»: ser consumidores nos hace responsables de los productos que se fabrican cada día, y al mismo tiempo, nos da un gran poder: decidir. Por eso, con el consumo responsable, puedes hacer que tus decisiones obren en beneficio del medio ambiente, la sociedad y, finalmente, en el tuyo propio. ¿Quieres saber cómo? Descúbrelo con estos sencillos consejos.
Actúa de acuerdo con tus principios
Si eres un defensor del medio ambiente, no compres productos que sabes que van a contaminarlo, ya sea con su fabricación o con su transporte. Si defiendes los derechos humanos, infórmate sobre las políticas de trabajo de las diferentes empresas y no compres los que no las respeten. Puede costar un poco más de dinero y de esfuerzo, pero la satisfacción de actuar de acuerdo con unos principios no tiene precio. Ya lo verás.
Infórmate sobre el impacto social y medioambiental de los productos
Como habrás comprobado en el apartado anterior, para comprar responsablemente es imprescindible estar bien informado. En el mundo de la ecología, la sostenibilidad y la defensa de derechos humanos constantemente hay noticias sobre empresas que no los respetan y otras que sí. Además, hay que tener espíritu crítico para distinguir la publicidad engañosa de la que no lo es.
Fíjate también en el etiquetado de los productos, el origen, los materiales utilizados, el consumo de agua y energía para producirlo... al principio parece complicado, pero pronto adquirirás un sexto sentido que te ayudará a tomar decisiones en el momento de tu compra.
Compra solo lo que necesites
Ni más, ni menos. No se trata de renunciar a todo lo que no sea básico, sino de disfrutar sin causar un impacto negativo en el medio ambiente y la sociedad. La mejor manera de hacerlo es planificando la compra con antelación, por ejemplo, llevando una lista de la compra. No solamente la del supermercado, esto también puede ayudar al comprar ropa, regalos, etc. Cuando estamos en la tienda no es el mejor momento para tomar una decisión de compra, ya que los productos y la publicidad se colocan estratégicamente para que compramos más de lo necesario. Es mejor decidirlo antes.
Apuesta por el comercio local y de temporada
Esto no significa necesariamente que vayas a las pequeñas tiendas del barrio o los mercados tradicionales. Se trata de prestar atención a la procedencia del artículo que compras. Cuanto más lejano sea su origen, más se habrá contaminado con su transporte, envasado y conservación.
Al comprar frutas y verduras de la temporada, también estás contribuyendo a proteger el medio ambiente. Además, descubrirás que son las de mejor calidad y precio. Merece la pena renunciar a ciertos alimentos según la época del año y descubrirás pequeños placeres que te sorprenderán en cada temporada.
Fíjate en los sellos sostenibles
Así sabrás con seguridad que un producto es sostenible. Existen muchos, pero los más frecuentes son el de Rainforest Alliance, Comercio Justo o Fairtrade, Cruelty Free, Vegan, FSC (Certificación Forestal, Cadena de Custodia y Madera Controlada) y MSC (pesca sostenible).
Utiliza también solo el agua y la electricidad que necesites
Seguro que ya sabrás que ahorrarás más si te duchas que si te bañas, que hay que apagar el grifo cuando no lo utilizas, etc. Además, conviene también que te asegures que no tienes fugas en las tuberías y que tus electrodomésticos son de ahorro energético. Esto no significa que tires todos tus electrodomésticos antiguos para sustituirlos por los de clases superiores: ten en cuenta que su fabricación también puede contaminar mucho. Se trata de ser razonable y no consumir más de lo necesario. En este caso, también tu bolsillo te lo agradecerá.
Controla tus electrodomésticos
Si necesitas renovar bombillas, opta por las de bajo consumo y, si cambias toda la lámpara, mejor que sea LED. Inicialmente son más caras, pero consumen tan poco que el gasto pronto se verá amortizado.
Evita el "consumo fantasma" de los electrodomésticos puestos en stand-by y apágalos completamente.
Los mayores consumos eléctricos proceden de la refrigeración y calentamiento del agua o aire. Es mejor que aísles tu casa y te vistas adecuadamente que gastar en calefacción y aire acondicionado. Para ahorrar energía en tu frigorífico y congelador, es recomendable tenerlos llenos. Utiliza alimentos y bebidas no perecederos para ello.
Comparte la información
Así premiarás a las empresas de consumo sostenible y penalizarás a las que no lo son, no solamente con tu compra, ya que la multiplicarás por tus contactos. Utiliza las redes sociales y las conversaciones con tus conocidos... pero ojo, asegúrate de que la información venga de fuentes comprobadas. Hay muchas falsas noticias circulando por Internet y, si compartes alguna de ellas, perderás credibilidad.
Utiliza el transporte sostenible
Opta por la bicicleta o por ir caminando en las distancias cortas. Para distancias más largas, opta por el transporte público y, si no existe conexión, compartir coche es una excelente manera de amenizar tu viaje con compañía. Si viajas en tus vacaciones, plantéate alquilar una bicicleta u otro transporte sostenible en vez de un coche en tu destino. Intenta no utilizar el avión en los vuelos domésticos y apuesta por el tren.
Reduce, reutiliza, recicla
No solamente se trata de separar adecuadamente la basura.
Reduce: intenta comprar productos que no tengan envases que luego tengas que tirar. Siempre que puedas, compra a granel o ven con tus envases de casa.
Reutiliza: hay muchos envases que se pueden volver a utilizar, desde para guardar alimentos hasta como organizadores en casa. Y, si eres aficionado a las manualidades, en Internet encontrarás muchas ideas originales y bonitas para fabricar utilidades como cubiletes de lápices, posavasos, etc. a partir de envases.
Recicla: si no te queda otro remedio que comprar algo que se acompañe de materiales que has de desechar procura siempre que sean reciclables. Pero, ojo, no tires al contenedor los materiales difíciles de limpiar en la planta de reciclaje, como papel que ha absorbido grasa. Solo entorpecería el proceso y podría resultar más contaminante.
¿Verdad que no es difícil? Ya lo verás, incorporando estos sencillos gestos en tu vida tú también podrás ser un consumidor responsable y cambiar las decisiones de las grandes marcas para lograr un mundo mejor.
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